jueves, 17 de diciembre de 2009

FUCK BUTTONS - "Tarot Sport" (ATP, 2009)




El dúo londinense Fuck Buttons lanzó el año pasado su impactante y sorpresivo debut “Street Horrrsing” bajo la etiqueta ATP, dejando con la boca abierta y un timbre en los oídos a la audiencia y la crítica. La inteligente y delicada mezcla de un noise eléctrico y estridente particularmente bien manejado, tintes de un drone progresista y seudo industrial, una actitud a ratos liberadoramente desgarradora y agresiva, más una producción musical realmente notable, hicieron de su sonido una delicia para los oídos con ansias de innovación.


“Tarot Sport”, su recientemente lanzado segundo trabajo, es una vuelta de tuerca a ese concepto inicial, pero conservando el espíritu y actitud esencial de la banda. Se trata de un disco más oreja, con un sonido aún más fino y manipulado, mejor producido y, sobre todo, una rítmica musical que a ratos perfectamente invita al deseo de bailar. El resultado de la fórmula es una dirección musical menos dura y chocante. No existen voces, ni gritos desgarradores ni momentos de suciedad abrasiva intensa como en su placa debut. Se trata de un álbum inteligente, llamativo por su propuesta sonora y dueño un concepto que evoca un eclecticismo seudo esotérico con un imaginario fantástico y casi metafísico.


El disco parte con “Surf Solar”, un tema simplemente sublime. Escuchamos un bassline profundo que bien podría ser trance, un tiempo agobiantemente repetitivo y mucho trabajo de perillas y efectos. En 10 minutos te sumerge en una especie de trance futurista lleno de ornamentaciones digitales y luces que provienen como de un viaje interespacial. Otro de los puntos destacables es "The Lisbon Maru", una pieza marcada por una percusión de platos metálicos que suenan casi tribales, que lentamente van saturándose por un ruido estridente pero melódico a la vez. "Phantom Limb" mezcla glitches y micro sonidos filtrados con sintetizadores ácidos al más puro estilo de Spacemen 3 en su etapa tardía, mientras que "Space Mountain" y "Flight of the Feathered Serpent", los dos temas finales que juntos marcan 18 minutos, se mueven entre la percusión monótona, el tempo encendido y una sensación de baile intenso pero meditativo.


Fuck Buttons pasó la prueba del segundo disco con sobradas distinciones. Más aun, nos dio otra lección y ejemplo de que el ruido puede ser bello y, además, puede bailarse. "Tarot Sport" termina siendo una obra casi épica, donde al final uno se encuentra gratamente consternado por su invación sonora y esa especie de meditación futurista en que te sumerge. Siendo así el silencio que irrumpe luego de la última canción, una especie de vació intrigante y extraño al final de un largo e intenso viaje.







martes, 15 de diciembre de 2009

THE FLAMING LIPS - "Embryonic" (Warner, 2009)



Durante la última década parece haberse olvidado que The Flaming Lips fueron, en sus inicios ochenteros (con discos como “Oh My Gawd!” “Telepathic Surgery” y “In a Priest Driven Ambulance”, ignorados por los fans de sus etapas siguientes), un símbolo de rock extravagante y políticamente incorrecto, heredero del punk, el garage y la sicodelia más ácida y desenfrenada. Tal como reza el título de una recopilación de estas primeras obras lanzado el 2002, llamado “Finally the Punk Rockers are Taking Acid”.


Antes de convertirse el año 93 con “Transmissions from the Satellite Earth” en un suceso pop con refrescantes ideas provenientes de su experiencia underground, los Lips eran los punketas hippies de moicas desarmadas y poleras floreadas, fervientes vividores del revival del LSD y dueños de un sonido y actitud frenética, un eclecticismo y energía que desbordaba de manera efervescente y caótica. Además de compartir en la segunda mitad de los 80 con bandas como Butthole Surfers y Mercury Rev (donde luego tocara el guitarrista Jonathan Donahue) el surgimiento de corrientes neo-sicodélicas con variadas influencias como la ola de experimentación que produjo el periodo post-punk.


Pero el tiempo pasa (y también las sobredosis y las clínicas de rehabilitación) y no en vano para los oriundos de Oklahoma, ya que tras vivir lo que llaman una “evolución musical”, la partida de varios integrantes y lanzar verdaderos sucesos comerciales aclamados por la audiencia del rock alternativo (y el no tanto) cómo el insigne “The Soft Bulletin” de 99 o el ultra radial “Yoshimi Battles the Pink Robots” el 2002, la banda liderada por el excéntrico pintamonos Wayne Coyne, termina de re-encariñarse con su esencia lisérgica y experimental tras tibios intentos en su álbum predecesor de 2006 “At War with the Mystics” y el DVD del año pasado “Christmas on Mars”. Si, ya que “Embryonic” es lejos el disco más psicodélico, sofisticado y ambicioso de la banda desde el épico “Zaireeka” de 97. Un notable y sorpresivo álbum doble con un radical retorno a sus orígenes, esa mirada en el psych rock de los 60 y 70 y una mística especial llena de ideas contemporáneas mezcladas gloriosamente en una especie de juguera ácida.


“Convinced of the Hex” abre el disco de manera perfecta indicándote que estás frente a algo distinto a lo hecho por The Flaming Lips en los últimos 12 años. Escuchamos guitarras chirriantes y ruidosas, tiempos nerviosos e irregulares y toda clase de adornos y parafernalia seudo barroca. Y a medida que avanzan los 18 temas que componen el álbum completo, uno no se cansa de encontrarse con variedad de sonidos (entre la experientación pysch pop, la sensibilidad retro y el vanguardismo de esta era) y una gama de detalles y recursos musicales interesantes que conforman una obra que va más allá del formato de álbum convencional y apuesta por una presentación extensa y compleja, casi conceptual. Llama la atención también los títulos y letras de los tracks, en una especie de imaginario entre esotérico y fantástico fusionado con un particular sentido de la ironía y lo lúdico. Destaca la emotividad de “Evil” e “If”, la notable nostalgia misteriosa y oscura de “Powerless” con ese sonido profundo y extraño, la lúdica y teatral “I Can be a Frog”, la percusión estridente y casi industrial de “Worm Mountain”, la excentricidad de “Aquarius Sabotage” o “Sagitarius Silver Announcement” y el final intenso y redondo de “Watching the Planets”.


Luego de escuchar “Embryonic” uno se siente satisfecho y, mejor aún, sorprendido gratamente. Es notable como una banda legendaria como The Flaming Lips sepa reinventarse musical y conceptualmente de manera sincera y con talento luego de más de 20 años sonando y sacando todo tipo de discos, para diferentes audiencias. Parecieran no tener que demostrarle nada a nadie a estas alturas, pero se dan el lujo de re-explorar sonidos aparentemente sepultados en su imaginario y de reencantar a antiguos fans con un toque de nostalgia. Y son de esas bandas de verdad que no pierden la frescura y las ideas con el paso de los años y que siguen entregando su sonido de manera honesta y con gran calidad. Al parecer, y para nuestro bien, aún hay Lips para rato.






para:

POTQ.cl


www.myspace.com/flaminglips


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sábado, 12 de diciembre de 2009

LUCIANO - "Tribute to the Sun" (Cadenza, 2009)




El chileno Lucien Nicolet, alias Luciano, llamado junto a Ricardo Villalobos uno de nuestros embajadores electrónicos afincados en Europa hace largo tiempo, se atreve con un álbum lanzado bajo su propio sello Cadenza (con base en Suiza), y que resulta ser su trabajo más ambicioso, experimental y refrescante a la fecha.

Coincidiendo con la llegada de la época estival en el hemisferio sur, Luciano le hace una alabanza alegórica, multiracial y colorida al astro rey. En un disco que, alejado de la frialdad minimalista y el microhouse ortodoxo de Fabric 41, nos entrega desde coros de niños seudo angelicales (muy al estilo de Enfants (Chants) de Villalobos) en el tema que abre el disco Los Niños de Fuera, además de variedad de percusiones étnicas africanas (Sun, Day and Night y Celestial) y delicadas ambientaciones que hacen imaginar un ensueño de verano idílico y placentero con variedad de sabores de la tierra.

Luciano se toma su tiempo, alargando como le gusta los temas y sumergiéndote lentamente en un estado del que no puedes escapar. Una languidez luminosa y casi somnífera que hace sonreír, escalofriarse y bailar gentilmente. Hay espacio también para los basslines y sonidos minimal orgánicos característicos del sonido del chileno en Metodisima y Oenelogue, dos tracks más apegados al estilo que le conocemos y que no hacen más que darle versatilidad y unidad al disco, pues están perfectamente bien complementados con el resto del conjunto.

Luciano demuestra por qué se ha ganado la admiración de la escena electrónica mundial. Al igual que su compatriota Ricardo, su raíz mestiza más la influencia musical latina que los dota de un groove sabroso y el gusto por las percusiones étnicas han refrescado las fórmulas estrictas del techno y del house europeos con un nuevo aire de innovación que la audiencia disfruta y aplaude con fervor.

Una delicia de álbum, innovador y estilístico. Alejado de la pista de baile tradicional de club, pero íntima y gratificantemente cercano al aire libre, a la playa, al campo, al Sol. Para escuchar y bailar con el espíritu libre del verano.





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